En el día de ayer, y en las instalaciones de la Sala Ezequiel Soria del Cine Teatro Catamarca, tuvo lugar un emotivo homenaje a los 30 años de democracia cumplidos en forma ininterrumpida en el país. En su alocución, el Ministro de Educación, José Ariza, expresó lo siguiente:

"Tenemos el deber, la obligación de recordar, de no perder la memoria. Los jóvenes generalmente no tienen conciencia del tiempo, están bombardeados por la idea de un eterno presente, el presente, lo que acaece, el aquí y el ahora. Y el pasado no importa. Y el futuro es incierto. Pero los que tuvimos una experiencia no democrática, los que tuvimos una experiencia traumática de la dictadura, tenemos la obligación de ser una permanente advertencia para los jóvenes. Porque este día que parece no significar mucho, es en verdad un día en que el pueblo de la Argentina, que fue un ejemplo para Latinoamérica, decidió clausurar para siempre lo que eran las experiencias dictatoriales.
El saldo es muy negativo, el crecimiento en la deuda externa más importante de la historia de la Nación se dio entre el último gobierno democrático de Juan Perón y la dictadura. El desempleo también había crecido de manera abismal. La descomposición del aparato productivo de la Argentina fue también un saldo negativo.
Cuando uno analiza las consecuencias de la dictadura militar se da cuenta de que los efectos de la economía en la sociedad fueron devastadores. Y ahí comprendemos especialmente el objetivo último de la dictadura, que era instalar un modelo económico que beneficiara a la minoría y castigara a la mayoría.
Era un plan perfecto pergeñado extramuros de la Argentina, allá donde todo se practica como amos del mundo, y donde gustan definir el destino de los pueblos y que tuvo ejecutores tanto militares como civiles.
Este modelo, el de Néstor y Cristina, este modelo nacional y popular hizo que rindan cuentan los militares. Hizo que la memoria, la verdad y la justicia estén presentes en nuestra practica política y en nuestra agenda cultural. Pero nos falta ahora que rindan cuenta los socios civiles de esa dictadura.
Tenemos la obligación de no perder la memoria, de recordar permanentemente estas cosas, porque nuestros jóvenes están queriendo ser llevados al camino del olvido, de la insignificancia, de la intrascendencia de esta fecha.
Hoy es común votar, está en la agenda, en el calendario, sabemos que eso va a ocurrir, sabemos que ha ocurrido desde el 30 de octubre de 1983 y sabemos que va ocurrir, también, con regularidad, el 2015, en el 2017, y así sucesivamente.
Esta normalidad nos hace perder de vista los sinsentidos de la dictadura. Por eso nosotros, los que somos de la generación adulta tenemos que redoblar los esfuerzos para que las generaciones nuevas comprendan lo que significa no solo la pérdida de la libertad porque ese es solo un aspecto de la dictadura. Lo más negativo de la dictadura, aparte de la perdida de libertades civiles, fue la destrucción de un modelo de una sociedad justa, libre y soberana. Porque ese era el objetivo, erradicar de la sociedad la idea de la justicia, y esto no esta dicho de un modo contundente, de un modo eficaz; solamente nos venimos quedando en uno de los pilares que tiene la democracia que es el pilar de la libertad, por eso, desde nuestra área del gobierno, pero también de la militancia cotidiana tenemos la obligación de recuperar el sentido de lo que es la democracia. Porque también tenemos que poner en claro qué democracia queremos. Nosotros en estos 30 años hemos experimentado dos modelos posibles de democracia. Una que sirve para los intereses de un sector de pueblo y una democracia integra, cabal, con sentido social, que trata y hace todo lo posible por servir a los intereses del pueblo en su totalidad.
Y esto también es hacer memoria, porque también lo necesitamos para poder proyectarnos en un futuro; no es lo mismo un modelo que otro.
Alfonsín acuñó una de las expectativas más grandes que tuvo la sociedad argentina allá hace 30 años cuando dijo que "con la democracia se come, se cura y se educa". Esa fue una síntesis, una apuesta al futuro de querer ser democracia. Esa síntesis solo se pudo realizar 22 años después, a partir de la emergencia de este modelo nacional y popular, porque la primera fue una democracia que de sustento material fracasó por la acción permanente de los grupos económicos. El golpe de mercado que sufrió Alfonsín allá en el 89 fue, como dijo Horacio Verbitsky, un acto educativo, un acto pedagógico con el que los centros de poder querían decirle a la dirigencia nacional, cuales eran sus limites, cuales eran sus condiciones.
El disciplinamiento durante la década del 90 fue absoluto, se siguió las reglas de juego, teníamos relaciones carnales. Con la Alianza ese proceso intentó profundizarse, pero en esas jornadas heroicas del 19 y 20 de diciembre de 2001 el pueblo en las calles le dijo basta a la democracia que no defendía a los intereses populares. Y producto de ese proceso, de esa acción popular somos nosotros, y hoy el tiempo parece que reste significancia a todos los avances que hemos tenido; hoy pareciera que es un dato solamente la asignación universal por hijo, la ampliación de los derechos en el campo de la identidad sexual, el acceso a la universidad de manera libre y gratuita y además financiada por parte del Estado, el acceso a la educación, la ampliación en la cobertura educativa, la salud. La Argentina, en términos de desarrollo humano, en estos 10 años, pasó del lugar 60 al 16, y esto no es un detalle menor, esto es fruto de una decisión política que ha puesto sobre la mesa la democracia integral. Por eso los que estamos acá, los que tenemos una militancia de los años 80, los que se han sumado recientemente tenemos el deber, la obligación de salir a conquistar la memoria de nuestros jóvenes para que nos acompañen por 100, por 200, por 300 años mas de democracia, porque hasta acá se ha demostrado que es el el mejor modo de vivir" finalizó Ariza.