Apenas los profesores le comunicaron a Estefanía Oyola ("Estefi" para los amigos) que había aprobado el examen, una seguidilla de gritos y celebraciones medio ahogadas se escucharon en la Residencia Universitaria Provincial "Abuelas de Plaza de Mayo" afuera de la habitación donde la joven se enfrentaba "on line" al tribunal de Historia de la Civilización Inglesa II, la última materia de su carrera de Profesora de Inglés. Cuando salió a la vereda ya con la nota estampada en el acta la esperaban amigos, amigas, compañeras y familiares para el argentino ritual de celebrar con ella bañándola en harina y huevos.

 

Estefi tiene 27 años, es oriunda de la ciudad de Andalgalá, y desde hace años está alojada en la Residencia Universitaria que depende del Ministerio de Educación de Catamarca. Tiene hermanos que también estudian y su madre trabaja en una escuela del departamento. Recibió la beca cuando ya luchaba con las materias de su carrera en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca, y desde entonces, no aflojó hasta ver cumplido el sueño de recibirse.

Pero este momento de celebración, en la voz de la joven andalgalense, tiene también el eco de los sinsabores de los fracasos, de los traspiés, de las equivocaciones. De las personas que estuvieron cerca, de las que no estaban, de la soledad. La historia de Estefi es una historia también de quien se sobrepone frente a las adversidades.

"Me acuerdo que los primeros días, las primeras semanas que llegué a la facultad, todos hablaban en inglés, las clases eran íntegramente en inglés y me costó mucho. Porque si bien es cierto que uno tiene inglés cuando va a la escuela, en el secundario, son algunas horas nomás. Y bueno, yo me encontré con que no entendía. Veía que mis compañeros anotaban, escribían. Me sentí un poco perdida. Ahí nomás, llamé a mi casa, y desde allá mi mamá, mi familia me decía que no afloje, que lo tome con calma, que grabe las clases, que pida ayuda. Eso me calmó muchísimo y sin ese primer paso, creo que no lo hubiera logrado", cuenta Estefi de aquel cimbronazo que fue el inicio de la carrera. Sin embargo, en menos de un mes Estefi ya había "acostumbrado el oído a lo que se decía, empecé a asociar, a entender".

"Yo amé la carrera antes de entrar a estudiar –confiesa la flamante profesora-. Cuando estaba por entrar al secundario, ya sabía que quería ser profesora de Inglés, que esa era mi profesión. Pero a veces tenemos poca información de lo que significa aprender un idioma cuando uno es más chico. Ahora, todos sabemos la importancia que tiene saber inglés, por la evolución tecnológica, porque los aparatos electrónicos o eléctricos la mayoría tienen los manuales en inglés, ni hablar de la informática. Entonces, lo que nos rodea ya nos habla en otro idioma, así que tenemos que aprender, conocer. Saber que otro idioma nos abre puertas. Conocer otra cultura nos permite abrir la mente, salir de la burbuja en la que estamos. Eso significó para mí conocer y aprender el inglés también. Poder aprender la cultura de otros países, su historia. Nos hace repensar lo que somos, dónde estamos y darnos cuenta del valor que tiene lo propio y también lo de los otros".

"¿Un sueño? Me gustaría irme a otro país, alguno de Europa, a enseñar mi idioma. Porque también me siento capaz de enseñar la cultura de mi pueblo, de mi departamento, de mi provincia. Sueño con enseñar en otros países", asegura a la vez que señala que por ahora quiere concentrarse en buscar y conseguir un trabajo en su Andalgalá natal, para luego continuar desplegando su profesión.

Estefi cuenta también que vivió con mucha intensidad el amor hacia lo que representó la posibilidad de estar alojada en la Residencia Universitaria Provincial "Abuelas de Plaza de Mayo" desde el mes de su apertura, en julio de 2015.

"Cuando llegué, yo me enamoré de la Residencia, me enamoré del lugar, de la comodidad que tiene, de las posibilidades para concentrarme en el estudio. Es algo soñado", admite Estefi, quien también pasó por una institución similar antes.

La beca de la Residencia Universitaria les permite a estudiantes del interior provincial –seleccionados por su excelencia académica o su rendimiento en el secundario- acceder a un cupo que incluye el alojamiento en habitaciones compartidas, servicio de catering diario, uso de todas las instalaciones, conectividad por fibra óptica, espacios de estudio y de recreación. En la actualidad, la Residencia tiene capacidad para recibir a 85 estudiantes de localidades del interior catamarqueño que cursan las más diversas que ofrece la Universidad Nacional de Catamarca.

Estefi recuerda igualmente con afecto al primer director que tuvo la Residencia, Mario Guaraz, y en particular a una compañera que tuvo los primeros meses cuando ingresó.

"Es una chica del departamento Santa María, se llama Brenda. Ella estudiaba la carrera de Criminalística en la UNCa, y en ella encontré mucho apoyo. Me ayudó mucho cuando tuve muchos problemas en mi familia, por la enfermedad de mi padre cuando yo apenas había entrado. Siento que muchas veces toqué fondo, y muchas veces creí que no iba a poder salir de ahí. Pero sí pude salir, sí pude encontrar el modo de sobreponerme".

La voz más fuerte que Estefi reconoce, la que la levantó de los lugares de debilidad, es la de su madre. Desde Andalgalá, le llegaban los mensajes de ánimo, para que no afloje, para que salga delante. Por eso, la flamante profesora asegura que "si yo tuviera que darle un mensaje a alguien, no sería tanto a los estudiantes, a los chicos que recién empiezan la carrera. Sino para los padres, las madres, los abuelos, tías, tíos, los que sean la familia de quien empieza una carrera en la universidad. Les diría que no los dejen de apoyar, que les digan, como me dijeron a mí después de que desaprobé una materia: que no afloje, que ya la próxima será, que no deje de estudiar. Eso a mí me sostuvo, que animó a ser lo que soy. Porque el apoyo emocional supera el apoyo económico: ahí está la llave para llegar a la meta. Cualquiera puede alcanzar sus sueños".