Días pasados, una misión de científicos dependientes de la Dirección Provincial de Antropología se encontró, mientras realizaba su trabajo de relevamiento de vestigios prehispánicos en la zona de Las Vallas, depto. Belén, con una situación inesperada.

Uno de los profesionales, Ariel Del Viso, detectó con sus conocimientos de medicina que un niño de 13 años , de nombre Lucas  y que asiste a la escuela del lugar, presentaba síntomas  compatibles con un ataque de apendicitis. Mientras familiares y lugareños preparaban el traslado del joven, Ariel y su compañero Sergio Alvarez se conectaban a través de las redes sociales con quienes podían brindar pronta asistencia al joven una vez llegado a Pozo de Piedra, luego de un largo y difícil camino a pie con la hangarilla que lo transportara por medio de los cerros y través de 18 kms, lo que demandó un lapso de seis horas de recorrido. Al llegar a Pozo de Piedra, la asistencia fue inmediata, y el joven pudo ser trasladado de manera urgente  a Belén, donde fue intervenido exitosamente.

Pero todo este proceso motorizado por la solidaridad, el conocimiento y el esfuerzo de científicos y lugareños habría sido de muy difícil corrdinación si en la Escuela 256 de Las Vallas no se hubiera contado con un mínimo de tecnología para avisar de este inconveniente y preparar quienes debían intervenir desde Pozo de Piedra. Ello fue posible porque la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología, dependiente del Ministerio de Educación, había instalado hace más de un año en ese alejado paraje  --así como lo hizo en Antofagasta de La Sierra, Salar de Pipanaco y otros lugares sin señal telefónica -- celdas fotovoltaicas de energía solar, para abastecer de electricidad al establecimiento, como asimismo un calefón de la misma tecnología que inaugurara el ministro Ariza en oportunidad de su histórica visita -- la primera de un ministro en ese lugar -- al recordarse los 25 años  de su fundación De tal modo,  Ariel y Sergio pudieron avisar por las redes sociales de la situación, y Las Vallas fue noticia otra vez, entonces, por la culminación feliz de un evento preocupante, el que pudo concretarse, como queda dicho, por la inmediatez y el compromiso de los intervinientes y la tecnología puesta a su disposición en ese bello y alejado lugar de nuestra geografía.